✔ Existen muchas formas de hacer que un empleado se sienta bien pagado, aunque la retribución económica no sea muy elevada. Con las necesidades actuales de las empresas para atraer y retener el talento, surgió hace unos años el concepto de salario emocional, que cada vez cuenta con más relevancia y que se refiere a aquellas retribuciones que un trabajador puede conseguir de su empresa – sin carácter económico – y que están dirigidas a mejorar su bienestar y su calidad de vida.
La realidad es que tanto la forma de contratar como la de trabajar ha sido modificada completamente los últimos años. El empleado busca sentirse parte de un grupo y que una organización le ofrezca algo más que estabilidad y dinero. Tras este cambio de mentalidad, se empezó a implementar en las empresas el salario emocional que son todos aquellos beneficios no monetarios que una organización ofrece a su empleado. Cuando una organización apoya a sus empleados a que trabajen en su salario emocional, los transformará en verdaderos agentes interesados en su propio futuro al mismo tiempo que repercute sorprendentemente en datos como el aumento en más de un 21% los beneficios, un 17% la productividad, un 20% las ventas y disminuye el absentismo en más de un 40%.
Estos beneficios son puramente emocionales que tienen una relación directa con nuestra percepción del trabajo y tienen mucho valor en tiempos de crisis e incertidumbre. Realmente existen muchas oportunidades para mantener y aumentar el salario emocional, la clave está en generar una conciencia de la importancia que tiene y los beneficios de hacerlo continuamente implementándolo de diferentes maneras.
La responsabilidad del salario emocional recae siempre en el individuo, las organizaciones también tienen la responsabilidad de servir como plataforma para que esto suceda a través de su cultura, política y estrategia (👉 si quieres saber más sobre responsabilidad corporativa puedes visitar este artículo).
Algunos ejemplos de salario emocional podrían ser:
Oportunidades de crecimiento dentro de la empresa: saber que en una compañía puedes empezar desde abajo, pero con el conocimiento de que tendrás la oportunidad de demostrar que puedes ocupar otros puestos más relevantes es una motivación extra. Así el trabajador valorará un futuro estable dentro de su trabajo con oportunidad de mejorar día tras día y que ese esfuerzo se vea recompensado con nuevas responsabilidades.
Desarrollo personal y profesional: permitir al trabajador a desarrollarse plenamente tanto a nivel personal como profesional ayudará a fidelizarlo. Un ejemplo de desarrollo profesional es la formación dentro de la propia empresa. El trabajador quiere aprender constantemente, ampliar sus conocimientos y mejorar sus habilidades. Si se le ayuda a hacerlo, estará más feliz y además, será más productivo.
Reconocimiento personal: a todos nos gusta que nos digan que nuestro trabajo está bien hecho. Que nuestro superior tenga alguna palabra de elogio hacia nosotros puede aumentar nuestra motivación, además de que por parte de la empresa esta acción a la par que sencilla es gratuita.
Teletrabajo: esta iniciativa es una de las que más positivamente valoramos los empleados, ya que nos permite mejorar la conciliación laboral y evitar los inconvenientes del desplazamiento (gastos, estrés, tráfico).
Flexibilidad horaria: una medida sencilla, sin coste para la empresa y que mejora en gran medida la productividad y la felicidad de los trabajadores. No todos trabajamos igual de bien en las mismas horas del día, así que no solo es positivo porque fomenta la conciliación laboral, sino que también ayuda a incrementar el nivel de eficacia. La lástima es que hay ciertas actividades empresariales en las que esta modalidad no es posible.
Contar con un lugar de trabajo agradable: si el espacio lo permite, contar con una zona donde los empleados puedan tomarse un descanso, o contar con oficinas de luz natural o presencia de plantas, puede ayudar a la hora de que se sientan más cómodos en el lugar de trabajo.
Favorecer la vida sana: ofrecer servicios de fisioterapia, hacer alguna sesión de yoga, o disponer de una pequeña mesa de pingpong, son algunas de las acciones que podrían llevarse a cabo relacionadas con el deporte y la vida sana. Además de favorecer la felicidad, ayuda a reducir los niveles de estrés.
Cultura y valores de la empresa acordes a los del trabajador: esta es una de las formas de asegurar la pertenencia y permanencia de los candidatos en la empresa. Sentir que forman parte de algo en lo que creen y, sobre todo, con lo que están de acuerdo.
A día de hoy los trabajadores miran más por empleos en los que puedan trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
Estamos ante generaciones que le dan más valor a la conciliación de la vida familiar y laboral que a la retribución económica sin más. Es por este motivo, que el salario emocional es una de las claves fundamentales para fidelizar al talento.
La productividad ya no es algo que se base solamente en la cantidad de horas que un empleado dedica a la empresa, sino en la motivación que el trabajador tenga en el momento de llevar a cabo su trabajo. Está claro que una de las principales motivaciones es el dinero. Sin embargo, son muchos los que prefieren un sueldo más ajustado a cambio de menos horas de trabajo y más tiempo para sí mismos. Es decir, prefieren la motivación emocional.
Todos esos pequeños extras que hacen que la mayoría trabaje más a gusto y de forma más productiva. Estamos ante una relación empresa – empleado en la que ambos ganan. El objetivo está en evitar a los empleados piratas, aquellos que solo están en su puesto de trabajo por la oferta económica y que, tarde o temprano, se irán a otra empresa porque les ofrece una oferta mejor.
La manera en la que trabajamos y vivimos ha cambiado radicalmente, quedando claro que los salarios ya no son íntegramente económicos y que deben ir en concordancia con un buen salario emocional que permitirá por otro lado a las empresas reclutar el mejor talento para la empresa.
▸Estimado lector, ¡¡gracias por su tiempo!!