En el liderazgo, las palabras, los gestos y la actitud del líder pueden convertirse en una potente fuente de motivación para los trabajadores, o generar frustración. La capacidad del líder para influenciar en el rendimiento de sus empleados se conoce como efecto Pigmalión y desde nuestra escuela de negocios hoy te contamos cómo funciona.
Si la fe mueve montañas, la convicción del líder es capaz de movilizar equipos y conseguir de ellos su máximo rendimiento. Esto es, en pocas palabras, lo que subyace bajo el denominado efecto Pigmalión, un suceso que en psicología describe la manera en que el convencimiento de una persona puede influir en el rendimiento de otra.
El origen del efecto Pigmalión
El mito que da nombre a este efecto procede de una antigua leyenda griega que cuenta cómo el rey de Chipre, Pigmalión, que era además un hábil escultor, creó a Galatea, una estatua de marfil con la forma de la mujer ideal a la que trataba como si fuera real y de la que se enamoró perdidamente. Hasta tal punto fue así, que Afrodita se compadeció de Pigmalión y dio vida a la estatua. El mito de Pigmalión incide en el poder que puede ejercer nuestro empeño y convicción para cambiar la realidad e influir en otros.
El poder de la “profecía autocumplida”
Son muchos los estudios que han estudiado el efecto Pigmalión en el ámbito de la educación, la sociología y la empresa. Quizás los más conocidos son los que desarrollaron en 1968 los psicólogos Rosenthal y Jacobson. En uno de sus experimentos, expusieron a profesores de estudiantes de primaria el resultado de un supuesto estudio que señalaba al 20% de los alumnos que presentaba un mayor potencial y de los que se podían esperar los mejores resultados.
Efectivamente, estos alumnos fueron los más destacados al cabo del tiempo, pero esos chicos fueron escogidos al azar porque el estudio nunca existió. Los maestros se crearon unas expectativas tan altas de las posibilidades de los alumnos que actuaron a su favor: convirtieron sus percepciones sobre cada alumno en una didáctica individualizada que les llevó a confirmar lo que les habían avisado que sucedería. Así demostraron el poder de la llamada “profecía autocumplida“, es decir, cómo lo que creemos que uno es capaz de hacer, suele resultar decisivo para su desarrollo y evolución.
Cómo se aplica el efecto Pigmalión en la empresa
El efecto Pigmalión es fácil de apreciar en numerosos emprendedores que logran el éxito por muchos motivos, pero entre los que destaca el convencimiento de que pueden llegar a conseguirlo.
En la gestión de equipos, el efecto Pigmalión es una potente herramienta de liderazgo y motivación. El modelo de la profecía autocumplida aplicado a la consecución de objetivos puede ser un acicate para lograr la máxima implicación de los trabajadores en cualquier proyecto, si se desarrolla adecuadamente.
El liderazgo y el efecto Pigmalión
La actitud del líder es clave en este proceso y no siempre juega a favor. El efecto Pigmalión viene a significar que todo jefe tiene una imagen formada de sus colaboradores y les trata según las expectativas que se ha creado sobre ellos. Sin embargo, es más determinante la imagen que percibe el equipo de su líder.
Si el equipo recibe inputs positivos del líder es probable que aumente su rendimiento y realice cada vez mejor sus funciones. Pero, si las capacidades de los empleados son siempre cuestionadas por parte de su superior, aumentará la desmotivación e indiferencia del subordinado, lo cual afectará a la cantidad y calidad de su trabajo.