Neurociencia: el alma del coach

✔​ Es tan importante definir de primera mano la importancia de la neurociencia dentro del coach como lo es definir las cualidades que hoy en día debe de tener un líder dentro de la organización empresarial.

Este líder debe de ser multidisciplinar, tener una visión completa y realista de sus trabajadores y de la empresa, teniendo los objetivos claros. Debe saber donde tiene los límites, tiene que ayudar a madurar y a ser consciente a las personas, sin condicionar, ya que en este caso estaríamos hablando de ejercer el papel de mentor.

La función del coach es guiar a la persona a que trabaje y encuentre su camino para conseguir entre otros, que sea una persona más completa y satisfecha con lo que hace a lo largo de su trayectoria de vida. Un coach que incorpora la neurociencia dentro del coaching hace que los trabajadores vivan y conozcan sus metodologías. Debemos conocer que las personas trabajan con 5 cerebros y dependiendo de como reaccionemos y el contexto, utilizaremos uno u otro.

Con la neurociencia se ha demostrado que el cerebro tiene la capacidad de desarrollar a lo largo de su vida nuevas conexiones neuronales, eliminar otras y cambiar o modular la intensidad de las que ya existen. Todos nuestros pensamientos, patrones emocionales y creencias no son otra cosa que conexiones neuronales que se van reforzando a medida que repetimos la acción y la convertimos en hábitos y rutinas. En el fondo, estamos en función “piloto automático” y más del 90% de las acciones y decisiones que tomamos cada día son inconscientes.

Entender muchos de los mecanismos y las pautas del funcionamiento cerebral es clave para liderar procesos de desarrollo, transformación y crecimiento personal.

De ahí la importancia de que el coach tenga conocimientos de neurociencia, ya que de esta manera el proceso de coaching será efectivo, profundo y duradero y producirá cambios en el cerebro de la persona. Ayudará a las personas a “sortear” los automatismos de su cerebro para que pueda crear, modificar y/o eliminar conexiones neuronales que han dejado de ser funcionales en relación a sus objetivos de vida. Por lo tanto, la misión del coach será la de tomar conciencia de la situación, centrar la atención en el objetivo propuesto, activar el círculo de la recompensa que permite acercarse a lo que se quiere y el de aversión al riesgo. Por lo tanto, hay que tomar acción, desarrollar un plan realizable y que poco a poco serán hábitos que le lleven a su meta.

La ciencia ha demostrado que esto es posible y es lo que se llama neuroplasticidad y cuando las personas aprenden a dirigir su mente es lo que denominamos neuroplasticidad autodirigida.

La neurociencia al servicio de un coach o líder de equipo se convierte en algo esencial para mejorar la eficacia de la empresa ya que envía muchas claves en forma de píldoras y que nos puede ayudar a comprender porque algunos equipos no consiguen resultados como consecuencia de un posible enfoque inadecuado del líder.

Existen grandes diferencias en la dirección de líderes. Si un directivo trabaja con un equipo con hemisferio dominante izquierdo o derecho deberá tener unas habilidades u otras. Por lo tanto, lo primero que se ha de aprender es saber comunicar conociendo los entresijos de la mente para poder crear sinergias de equipo. Pongamos el caso de un líder con dominancia del hemisferio derecho (emocional, creativo, ideas divergentes, visión global etc.) puede no trasmitir correctamente a un equipo con dominancia del hemisferio izquierdo (analíticos, específicos, con objetivos concretos etc.)

Podemos decir que la neurociencia permite a los líderes directivos mejorar sus capacidades de liderazgo, su nivel de motivación, sabiendo que para llegar a ser un buen líder hay que llegar a las personas y saber comunicar, por lo tanto, tener una inteligencia emocional desarrollada. Debemos de valorar el nivel de atracción y engagement entre el líder y el equipo, medir el tipo de cercanía, así como el nivel de compromiso, preocupación y lealtad, para ver cuales son las áreas de mejora.

Gracias a la neurociencia hoy sabemos como motivar al cerebro para que saque lo mejor de sí mismo. Al cerebro hay que darle novedad, dar solo 3 ideas, emplear más elementos visuales recordando que el 93% de la información proviene del lenguaje corporal mientras que el lenguaje oral solo equivale a un 7%. Nunca emplear más de 21 minutos un speech o diálogo para que se pueda recordar y no pierda efectividad.

En varios experimentos neurocientíficos se demostró que aquellos líderes que utilizaban mobiliario más duro eran más severos e inflexibles que aquellos que utilizaban mobiliario más blando como sillas mullidas, también se observó que se mostraba más cercanía entre lider y trabajador cuando compartían una bebida caliente que una fría o el famoso “Toque del Rey Midas” que evidenció que cuando tocamos con cariño a la otra persona en áreas como el brazo, aumentaba la empatía considerablemente.

Un coach o líder, con técnicas de neurociencia basado en pilares como la psicología, biología o la conducta evolutiva, podrá explicar a sus trabajadores por que le están ocurriendo algunos hechos que son muchas veces la consecuencia de haber contenido la emocionalidad o la frustración y que además de reflejarse en el cerebro, tiene consecuencias somáticas. 

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