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El estudio de la inteligencia emocional aplicado a las empresas ha puesto de relieve la importancia que tiene la gestión de equipos en el ámbito laboral y cómo es posible aumentar la productividad de las empresas aplicando los conceptos de la inteligencia emocional. Desde nuestra escuela de negocios te damos unas pautas que pueden ser de gran utilidad en el día a día de cualquier empresa.

 

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es la capacidad para identificar, entender y manejar las emociones correctamente, de modo que facilite las relaciones con los demás y acerque la consecución de objetivos. El control de las emociones ayuda también a sobreponerse a situaciones de estrés  y superar obstáculos.

En las empresas, la inteligencia emocional ofrece interesantes ideas para aplicar a la gestión de grupos de trabajo, dirigidas a la consecución de objetivos. El capital humano de las empresas es su mayor tesoro y conocer el entramado de relaciones, motivaciones y hábitos de la organización para dirigirlas en la búsqueda de un objetivo puede dar muy buenos resultados.

De hecho, hay estudios que revelan que los directivos que han recibido algún tipo de formación en inteligencia emocional han incrementado la productividad de sus empresas en un 18,1%.

 

Las empresas y la inteligencia emocional

El psicólogo norteamericano Daniel Goleman desarrolla en su libro Emotional Intelligence las ventajas que ofrece la aplicación de la inteligencia emocional en la empresa y cómo la baja inteligencia emocional de sus trabajadores acaba provocando problemas como estrés y desmotivación, que pueden costar mucho dinero a las organizaciones. Una persona que carece de control sobre sus emociones negativas puede ser víctima de un arrebato emocional que le impida concentrarse, recordar, aprender y tomar decisiones con claridad, según Goleman.

Las empresas cuentan con profesionales cada vez más especializados en un campo, que sin embargo ignoran otras tareas que conforman la cadena de valor. En ese entorno laboral, la productividad depende cada vez más de la adecuada coordinación de los esfuerzos individuales. De esta forma, el psicólogo constata que la inteligencia emocional permite implementar buenas relaciones con otros miembros del equipo y es fundamental para el trabajador.

Muchas empresas ya han plasmado los fundamentos de la inteligencia emocional a su filosofía corporativa, que Goleman recoge en un conjunto de prácticas a desarrollar en las organizaciones para fomentar la inteligencia emocional de sus trabajadores:

  • Buscar un equilibrio entre los aspectos humanos y económicos de la empresa.

  • Estimular permanente la mejora de los procesos.

  • Mantener una comunicación clara y abierta entre los departamentos de la empresa.

  • Establecer relaciones de confianza entre departamentos y con los directivos.

  • Fortalecimiento de relaciones internas y externas.

  • Fomentar la colaboración y solidaridad entre trabajadores.

  • Innovación permanente: cada tarea puede ser mejor la próxima vez.

  • Asunción de riesgos y aprendizaje en común.