Las organizaciones de alto rendimiento son aquellas que obtienen unos resultados financieros y no financieros, como la calidad, los riesgos laborales y la responsabilidad con el ambiente bastante superiores a los de sus competidoras, durante un periodo de tiempo, normalmente superior a los 5 años.
Rasgos y características de las organizaciones de alto rendimiento
Participación
Las organizaciones de alto rendimiento participan de forma extremadamente activa en el mercado laboral, pero no sólo lo hace la organización como entidad financiera, sino que lo hacen todos y cada uno de los miembros que la componen, desde los directivos, hasta los trabajadores.
Comunicación e información
La comunicación es uno de los rasgos imprescindibles de estas corporaciones. Entre todos los departamentos existe una comunicación abierta y fluida que permita que todos los miembros de equipo conozcan la situación actual de su departamentos y de los demás.
Aprendizaje y desarrollo
Las corporaciones de alto rendimiento destinan muchos recursos a la formación continua de todo su personal, ya que el aprendizaje de nuevas materias o formas de trabajo posicionarán a todos los empleados, incluso a los altos cargos, para enfrentarse a nuevos retos empresariales.
Liderazgo y estrategias
Parte del éxito de una organización de alto rendimiento es que cuentan con líderes potenciales, capaces no sólo de dirigir a sus trabajadores hacia el camino del éxito, sino siendo estratégicos y desarrollando tácticas que permitan ser más competitivos que las empresas rivales.
Cultura empresarial
Tener una cultura corporativa es muy importante, ya que define la misión, visión y valores de la empresa, pero más importante aún lo es que todo los miembros de la empresa la conozcan, respeten y trabajen día a día.
Productos o servicios de calidad
Sin unos productos o servicios excelentes, todos los demás pasos quedan obsoletos, por eso, las empresas que quieren superar a la competencia, tienen que tener muy presente que no podrán rivalizar si no disponen de éstos para conquistar a los clientes finales, una de las parte más importantes del proceso.