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Estar al día de las últimas innovaciones y contar con profesionales capaces de gestionar nuevas herramientas es fundamental para que una empresa sea competitiva. La formación de los trabajadores y la actualización de sus capacidades son claves para que una empresa pueda innovar, asumir nuevos retos y lanzar otros productos. Diseñar un plan de formación es importante y desde nuestra escuela de negocios te explicamos los pasos a seguir para llevarlo a cabo con éxito.

La formación en las empresas debe comenzar desde un análisis de la situación de partida para detectar las necesidades de formación, hasta la evaluación de los resultados, pasando por todo el desarrollo de las acciones dirigidas a la puesta al día de los empleados. Estos serían los pasos a seguir.

 

Diagnóstico de las necesidades de formación

El primer paso para desarrollar un plan de formación es estudiar la situación de la empresa y evaluar los retos que debe afrontar. Hay que tener en cuenta los factores internos y externos que influyen en la actividad de la empresa y ponerlos en relación con los objetivos de mejora de la competitividad y de la implantación de un plan de formación.

A partir de este análisis, hay que identificar las necesidades formativas y qué competencias se quieren desarrollar para cumplir con los objetivos del plan de formación. Estos objetivos se deben fijar de acuerdo con el nivel de cualificación deseado para lograr los retos que se ha propuesto la empresa.

 

Planificación de la formación

Una vez que hemos detectado las necesidades de formación y los objetivos del plan, llega el momento de planificar la formación. Hay diversos factores que hay que tener en cuenta en esta fase:

  • Contenidos formativos: Determinar los conocimientos y prácticas que se deben impartir.

  • Destinatarios de la formación: Decidir a qué trabajadores interesa formar y cuántos empleados serían destinatarios de estas formaciones.

  • Plazos y duración: Hay que analizar qué periodo del año es el más conveniente para que los trabajadores dediquen tiempo a la formación y cuánto debe durar para que no interfieran en la actividad personal ni profesional de los empleados.

  • Horario y Lugar: Es también importante analizar dónde y a qué hora se debería realizar la formación.

  • Modalidad de formación: Según las circunstancias de la plantilla.

Una vez analizados y desarrollados todos estos factores en el seno de la empresa, es el momento de poner en marcha el plan. En primer lugar, hay que comunicar el plan de formación a la Representación Legal de los Trabajadores y a los propios trabajadores.

En la puesta en marcha las diferentes acciones de aprendizaje y capacitación es importante contar con un equipo de formadores con experiencia en desarrollar acciones de formación en empresas, con contenidos prácticos que estén pegados a la realidad del día a día empresarial. En este sentido, nuestra escuela de negocios cuenta con una amplia oferta formativa y una experiencia reconocida en la formación de trabajadores y ejecutivos. Si tu empresa está interesada en alguno de nuestros masters, ponte en contacto con nosotros.

 

La importancia de la evaluación

Una parte fundamental del plan de formación es la evaluación de las acciones formativas y la consecución de objetivos. Los principales indicadores para la medición de las acciones formativas son los siguientes:

  • Satisfacción: Valoración de la acción formativa en cuanto a materiales, organización, profesorado, utilidad para el puesto de trabajo…

  • Aprendizaje: Analizar el grado en que los conocimientos o habilidades recibidos han sido asimilados.

  • Transferibilidad: Determinar si la persona formada pone en práctica, en el puesto de trabajo, los conocimientos adquiridos.

  • Retorno de la Inversión (ROI): Es fundamental medir la rentabilidad económica de la formación, contrastando el importe invertido y el aumento del beneficio de la empresa como consecuencia de dicha formación.